También se asume que todas las familias cuentan con equipos de cómputo suficientes y conectividad al 100% y que en los hogares hay mas higiene. También se asume que a los niños no les afecta emocionalmente el aislamiento social. Yo creo que además de considerarse el factor de fortalecimiento económico para la población en general, debemos comparar lo que sucede en el mundo:
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) en México se posicionó a favor del regreso a clases presenciales. En un comunicado, mencionó que México es uno de los últimos países en el mundo en volver a las aulas, pues el gobierno federal decidió vacunar primero al personal educativo y a las personas adultas de mayor riesgo. “Hay que considerar que México es uno de los nueve países más poblados del planeta y su sistema educativo es el quinto más grande del mundo, por lo que cualquier decisión sobre cómo enfrentar la crisis es compleja”.“ Sin embargo, no tendría que ser parte de las 19 naciones que continúan en confinamiento escolar”, explicaron.
La Unesco señaló que “no se puede esperar a que el número de casos sea cero” (eso ya no será nunca más N. del A.) para que las niñas, niños y adolescentes vuelvan a los salones. Los datos muestran que las escuelas primarias y secundarias no son potenciales fuentes de transmisión de COVID-19 y que el riesgo se puede controlar si se adoptan medidas adecuadas de mitigación.
La Organización indicó que, si bien la implementación de las clases a distancia evitó de manera inmediata la propagación del coronavirus, informes de las Naciones Unidas, Unesco, Unicef, entre otros, señalaron que el confinamiento largo por COVID-19 ha tenido al menos tres consecuencias para estudiantes y docentes: La primera es la crisis del aprendizaje y abandono escolar, pues se calcula que, en todo el mundo, el trabajo en línea redujo las horas de enseñanza en al menos 40 por ciento. A lo anterior se suma la falta de habilidades y recursos digitales de al menos un tercio del alumnado para acceder a la educación en línea, lo que ha provocado abandono escolar.
El bienestar y la salud mental de los alumnos también se han visto afectados, pues la pandemia les ha provocado estrés, depresión, adicción a la tecnología, aislamiento social y suicidio. El aumento de violencia y maltratos en la familia es otra consecuencia, situación en la que las niñas resultan mayormente afectadas. Además, existe una mayor exposición a contenidos digitales inapropiados, al acoso cibernético, al abuso sexual y la explotación laboral.
La Unesco recomendó a México trabajar con los aforos de asistencia recomendados, de acuerdo con la semaforización oficial y tomar decisiones focalizadas por entidad, región, zona escolar, nivel educativo, modalidad y tipo de servicio. También sugirió promover las medidas de higiene, saneamiento y seguridad, como el lavado de manos con agua y jabón, el uso de gel desinfectante y cubrebocas. Consideró también que es necesario acelerar e incrementar la preparación del personal educativo y de las familias en “protocolos de higiene, distanciamiento, ventilación, detección temprana de casos y asistencia socioemocional”. Finalmente, mencionó que es importante impulsar acciones para atender a los grupos más vulnerables, como son los niños, niñas y adolescentes con discapacidad, minorías étnicas, len situación de pobreza, los migrantes, refugiados y solicitantes de asilo o quienes habitan en zonas de conflicto.
Debemos acostumbrarnos como lo hicimos a la gripe, la influenza, tuberculosis, sarampión, dengue, sin dejar de combatir todo lo que nuestra defectuosa convivencia ha creado, sin paralizarnos ni dejar de combatir y preparándonos para lo que está por venir.